Ankara, Turquía / Redacción:
Una mujer estaba alimentando a su bebé cuando comenzó el sismo de 7.8 en Turquía; en pijama, recostada entre los escombros, en un edificio de Hatay, Necla “N” no veía nada: todo era “oscuro”, pero se dio cuenta de que su hijo seguía vivo.
Aparte del armario encajado junto a ella, la piel suave de su recién nacido y las ropas que ambos vestían, no podía sentir nada más que cemento y escombros; perdió la noción del tiempo y sin saber que llevaba 90 horas bajo tierra, escuchó el ladrido de un perro y pensó que era un sueño: los rescatistas dieron con ella y la sacaron.
“Creo que si mi bebé no hubiera sido lo suficientemente fuerte para manejar esto, yo tampoco habría podido”, explicó; su esposo y su otro hijo también fueron rescatados: los 4 se recuperan en el hospital.
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Aunque cada vez es más difícil, todavía hallan personas vivas entre las montañas de escombros que quedaron tras el sismo.
Anteriormente, un niño de 12 años fue rescatado en la provincia de Hatay, 182 horas después del terremoto, informaron los medios; los sobrevivientes de la tragedia enfrentan falta de agua y precarias condiciones de salud e higiene.
Hatice Goz, psicóloga voluntaria, detalló que atendió padres de familia que buscan a sus hijos desaparecidos tras el incidente.