Estados Unidos/ Redacción:
La noticia de que el submarino “Titán”, que se había perdido en las profundidades del mar con 5 pasajeros, implosionó sin que ninguno de los tripulantes sobreviviera, ha llenado de tristeza al mundo que, aún contra todo pronóstico, tenía la esperanza de que sucediera un milagro.
De acuerdo a lo que informó la Guardia Costera de Estados Unidos, el oxígeno se agotaría hoy jueves, por la mañana, luego de esto, un submarino robot pudo detectar escombros cerca del Titanic, lo que alarmó a los equipos de búsqueda, pues todo parecía indicar que eran restos del “Titán”.
Horas más tarde, las autoridades confirmaron que sí, en efecto, las partes de nave acuática encontradas, pertenecían a lo que fue el submarino de la compañía Ocean Gate que, hacía viajes al fondo marino, en los que, los tripulantes podían tener la experiencia de ver de cerca al Titanic,
Con dicha confirmación, también se tuvo que dar por muertos a los 5 pasajeros.
«Ahora creemos que nuestro CEO Stockton Rush, Shahzada Dawood y su hijo Suleman Dawood, Hamish Harding y Paul-Henri Nargeolet, lamentablemente se han perdido», expresó la firma en un comunicado.
«Estos hombres eran verdaderos exploradores que compartían un espíritu distintivo de aventura y una profunda pasión por explorar y proteger los océanos del mundo. Nuestros corazones están con estas cinco almas y cada miembro de sus familias durante este trágico momento.
Lamentamos la pérdida de vidas y la alegría que trajeron a todos los que conocían», agregó.
«Toda la familia OceanGate está profundamente agradecida por los innumerables hombres y mujeres de múltiples organizaciones de la comunidad internacional que agilizaron una amplia variedad de recursos y trabajaron arduamente en esta misión», subrayó el comunicado.
Los cinco pasajeros que iban a ver los restos del Titanic “probablemente murieron rápidamente, sin asfixia ni sufrimiento”, dijo el vocero de la Guardia Costera.
Al parecer, el casco de fibra de carbono del sumergible hizo implosión, debido a la fuerte presión en el fondo del Atlántico Norte, causando la muerte de todos al instante, a 3 mil 800 metros de profundidad.